Narradora infinita

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Hay días en los que el placer se tropieza con la lágrima. Momentos en los que rozamos suavemente instantes que se negarán a ser olvidados, lo sabemos  por la forma en que han movido nuestras fibras.  A Alicia Oliveiro Paladino se le da muy bien crear esos momentos a fuerza de ponerlo todo cuando hace falta.

Escritora, cantante, guitarrista, mujer del mundo ella nos trajo un libro que escribió: “Eva y la Abuela” que transcurre en Moaña, Galicia, lugar que escogió para establecerse  tras llegar hace casi cuatro décadas desde su amadooriginario Uruguay.  Lo que ha ocurrido desde entonces es alquimia pura y expresa con la misma intensidad lo de allá y lo de aquí. Un día andando por sus caminos se topó con una  lavandeira  en uno de esos lugares que encierran tanta historia gallega, los lavadoiros. De la conversación surgió el libro.

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El bandoneón nos inundó con su mensaje sureño.

Entre las historias que nos contó  mientras la escuchábamos divertidos y algún fragmento de su libro, su deliciosa interpretación de tangos, candombes y hasta un pajarillo venezolano,  esa noche de sábado  fue todo lo que se esperaba en un rincón de Santiago de Compostela llamado Olalab Acción Cultural. El lugar lo lleva con intensidad Adriana Pazos Ottón, muy dada a crear magia entre las artes.  Por ello esa noche no fue una excepción y en las paredes se posaron bellas pinturas de la artista y profesora de artes plásticas Ana Costas, «Poemas de Frío e Zinc» tan dada a crear plásticamente a partir de las palabras. Las dos,  Alicia y Ana, hablaron de evoluciones  y por ahí estaba Adriana para sonsacar coherencias en tiempo y espacio.  Haciendo honor al big bang en pleno Santiago que se crea a partir de la colaboración entre artistas, entre personas, entre expresiones artísticas.

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Ana Costas y al fondo, una de sus piezas.

Ella invitó a Alicia a su centro para que nos contara como la abuela Doralina,  coprotagonista del libro «Eva y la Abuela» una expresión de todas las abuelas y de las historias de mujeres con otras  mujeres.  Alicia, sembrada desde hace casi cuatro décadas en Galicia, ya  ve fundirse historias de una y otra orilla, en esa especie de vaso comunicante en que se convierte la vida de quien emigra. Habría bastado hablar con ella en realidad, es un vendaval de energía.

A una pregunta de rigor, ¿cómo lo edita? Le siguió un descubrir entre el asombro y la risa, la gracia de descubrir a una persona tan viva como para crear sus propias formas de autofinanciar sus libros. Alguna fórmula tan fresca y sencilla como coger la bicicleta y con  sus libros a cuestas, llevarlos de casa en casa y a todo lo que da de sí conversar con cada lector posible.

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Ana Costas. Alicia Oliveira, Adriana Pazos y por la izquierda Rivera.

Pero aún no había llegado el momento más emotivo, el de escuchar ante un público rendido al maravilloso conjunto que forma con su marido, el Dúo Alicia y Rivera. Divinos él y ella, maravillosa la compañía.  Para ese momento ya se desgarraba la guitarra, ya escuchábamos tomar protagonismo al bandoneón, ya supimos lo que era el candombe de la esclavitud en Uruguay, por cuento y por canción. Ya los corazones se abrieron rendidos y me quedé convencida de que esta maravillosa mujer tiene muchos dones y uno a la vez: es una narradora infinita.

Eurídice Castillo – @EudelCastillo

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