Abre en Coruña el Atelier de Fotografía

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En pleno casco histórico de A Coruña, la fotografía ha conquistado un nuevo espacio. Exposición de proyectos fotográficos, vuelta a la copia sobre papel, el rojo misterioso del cuarto oscuro funcionando a pleno rendimiento o talleres con diferentes creadores a los que tratar de dar soporte, serán algunas de las muchas actividades en torno a este medio de expresión. El local abre bajo un título elocuente: Atelier de Fotografía, un espacio abierto en el que Macarena Garay y Pep Páramos proyectan realizar sus proyectos personales.

En realidad el Atelier de Fotografía no es un proyecto, sino más bien la expresión en unas mismas coordenadas del hacer hasta ahora desperdigado de sus promotores.

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“Nuestro funcionamiento es cooperativo aunque, a la vez, no somos un espacio social en el sentido de ir a convertirnos en captadores de fondos públicos o de ir a ingresar en un proceso de codecisión que nos puedan llevar a finalidades que no pretendemos. –nos dice Pep, quien nos narra la filosofía detrás de este espacio-.

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Pep Páramos inaugura junto a Macarena Garay el Atelier de Fotografía, en A Coruña. (Foto Samuel Ortiz).

El Atelier es un espacio privado que se abre y que es social desde una posición de libertad de iniciativa personal tan amplia como podamos sustentar».

¿A qué se debe esa tendencia contemporánea al revival de la fotografía analógica? 

Bueno, yo no hablaría exactamente de revival. Mejor, revitalización. La fotografía química aún no ha desaparecido. Es más, en los últimos años Kodak se ha visto obligado a mantener la producción de film y devolver a la vida, incluso, su película de diapositiva, el Ektachrome. Una película cara para positivar directamente con un proceso caro también, pero que es el mejor proceso fotográfico que nunca ha existido hasta el momento: la diapositiva.

Para nosotros el interés en la fotografía química tiene que ver con esas calidades que la película mantiene frente a lo informático.

Tiene gracia ver que la fotografía digital ha tratado de impostar los tics de la fotografía química ¡haciendo hincapié en lo anecdótico, tratando de destacar, precisamente, sus carencias!

Para nosotros se trata de un soporte que elude la virtualidad y que, bien ejecutado, ofrece la calidad propia de los soportes nobles. Y, así y todo, en modo alguno tenemos la pretensión de devaluar las copias por inyección de tinta o la toma y el proceso digital, frente a las cuales no sentimos oposición alguna, en ningún modo. Nos gusta ejercer la opción y ayudar a otros a encontrar el mejor camino para sus proyectos.

Por otra parte hay mucha gente que quiere jugar con la fotografía química de manera desenfadada y experimental, sea como afición personal o como apuesta de lenguaje creativo, al estilo Lomography. Lomography ha sido un proyecto denostado pero que ha calado entre un público consumidor de fotografía. Hoy ya no se puede mantener la inicial altivez purista frente a este universo que no ha cesado de crecer.

¿Cómo defines el proceso de revelado, es más un hecho químico, físico o un juego de luz y tiempo?

Es ambas cosas. Eliges unos valores de exposición para la toma y, a la hora de revelar y copiar, no dejas de jugar con los valores de exposición.

Cada elección es irremplazable pues trabajas sobre un objeto único que, después, puedes recrear, repetir indefinidamente o modificar en una sucesión de nuevas lecturas.

La fisicidad es muy interesante. De modo que una fotografía termina por ser algo más que una imagen. No se trata de una mera emisión de datos. Aunque no hay que olvidar que las fotografías electrónicas no dejan de ofrecer las ventajas de ser todo lo contrario en este aspecto, ideales, volubles, masivas… interplanetarias -dice entre risas.

El hecho fotográfico fundamental, ¿está en la toma, en el revelado, o en la visión de las cosas?

Esta es una buena pregunta. Hoy en día se habla mucho de la visión fotográfica. Ese es uno de los grandes ejes que han servido para la taxonomía fotográfica. Algo que magnifica el papel del autor. No obstante, una reflexión de Eduardo Momeñe, (alguien que habla muy sencillo pero con un calado desbordante de apuntes para nuevas reflexiones e ideas), incide en que la fotografía no alcanza narratividad si no hay un pie de página (preferiblemente breve) que dispare en el espectador esa fantasía que irradia de un medio que es primigeniamente singularizador (la vista en el instante). Dicho de otra manera, como la cámara es un aparato y el revelado un proceso, son éstos los que determinan todos los aspectos de la imagen.

El fotógrafo, tanto antes de la toma como después, permanece situado en la dimensión de la relectura. La fotografía sólo alcanza un valor semiótico en lo circunstancial.

Por mucho que hoy en día tratemos de auto-convencernos de que esa relectura es el hecho fundamental de la fotografía, eso sólo es parte del sueño de vivir. La prueba es que continuamos releyendo (y tantas veces absolutamente olvidados de las circunstancias en que se originaron tales fotografías) fotografías muy antiguas que siguen apareciéndosenos con toda la potencia de enigmas que se despliegan ante los ojos.

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¿En qué reside el misterio de la fotografía?

Sospecho, después de lo que he dicho antes, que ese misterio es tan ingente como la curiosidad de los primates que somos. El objetivo de mirar y jerarquizar las experiencias visuales, la necesidad de construir un cuento, una relectura, eso es el relleno del misterio fotográfico. Nuestra antropología -en concreto, como occidentales- es la de siempre querer estar del otro lado de las experiencias.

¿Qué relación estableces entre fotografía y vida?

Creo que eso es lo más cruento de la fotografía. Todavía una fotografía puede estremecer a las tribus a las que todo humano está adscrito. Todavía una fotografía puede ser

la forma más violenta de revelación de un secreto…

La fotografía nos trae de vuelta del universo de las palabras al de las experiencias asumidas, que primates atrapados en campos relacionales y para quienes lo biográfico es una reminiscencia física, asumida por el cuerpo, pueden cotejar, reinterpretar… Revivir.

Le preguntamos por su vocación de futuro y antes de soltar una de sus graves carcajadas nos dice:

«Nunca seremos una institución, apelamos al proyecto permanente. Coincidimos mucho con ese espíritu que ha propuesto, dentro del mundo fotográfico gallego, Mark de Zlick con ese lema de “tools for creativity”. ¿Debemos traducirlo?

Entrevista Eurídice Castillo @EudelCastillo

 


Inauguración este viernes 15 de marzo con la exposición de

Edu Portela: Primavera Negra/Retratos

Cartel

info@atelierdefotografia.es
macarenagaray@atelierdefotografia.es
pepparamos@atelierdefotografia.es

Dirección:  Plaza Cortaduria, 3, 15001 La Coruña

+34 617 98 05 51

 

 

 

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